Hoy Tadej Pogacar ha hecho una exhibición de esas que marcan una época. Está mostrando dotes (aunque aún es pronto para lanzar las campanas al vuelo) dignas de apellidarse Hinault o Merckx. Si bien no ha ganado la etapa que finalizaba en Grand Bornard, si que ha conseguido quitarse de encima cualquier rival de cara a la general salvo sorpresas mayúsculas, desfallecimientos o accidentes.
Bien es cierto que ha llegado a meta exhausto. Algo natural tras los esfuerzos de ayer (250 kilómetros «a cuchillo») y el etapón de hoy atacando en solitario a más de 30 kms de meta. Pero lo que me ha llamado la atención sobremanera ha sido la inacción de sus auxiliares. Mientras que los de Bahrain nada más entrar a meta Dylan Teuns se han afanado en proporcionarle buena ropa de abrigo, los del UAE poco menos que «pasaban» de este corredor. Y hay que recordar que la etapa de hoy ha sido durísima en lo climatológico: agua constante y sensación de frío. Sólo hay que fijarse en el «petardazo» que ha dado Alejandro Valverde. Y a decir verdad Dylan Teuns hoy ha acabado ya su Tour, ha cumplido sobradamente con lo que se puede esperar de él y en Bahrain Victorious seguro que nadie le recriminaría si no consigue nada más en lo que resta de carrera. Pero para Tadej, el Tour es una carrera de 21 días con todo lo que supone: fatiga acumulada, riesgo de caídas y sobre todo, la posibilidad de coger cualquier enfermedad. Y un simple resfriado puede echar al traste todos los esfuerzos de la temporada.
En la televisión pública no he escuchado a nadie decir nada al respecto, en su línea actual de mamarrachadas y poca profesionalidad, cuando la imagen de Tadej abatido sobre la bicicleta y totalmente empapado era extrañísima para un deportista de primer nivel con un equipo (se supone) a su disposición. En Eurosport creo que he escuchado a Alberto Contador decirlo, pero nadie le ha dado más «bola». Espero que no, pero la bajada de defensas que supone un sobreesfuerzo como el de hoy unido a un enfriamiento podría ser un error garrafal del equipo de Tadej; porque a él no se le puede achacar nada. Llegó reventado a meta. Era tarea de otros fijarse en esos detalles.